Bienvenido Salvador Buenaventura, acaudalado y ejemplar abogado de vieja estirpe peruana, decide cambiar de vida a sus cincuenta y cuatro años de edad. Con tal finalidad aterriza en Barcelona, dejando atrás su Lima natal, una magnífica carrera de abogado, y sobre todo, un estigma familiar que hasta entonces siempre supo mantener a raya: el alcoholismo. Una vez superada la titánica y desagradable tarea de buscar piso, Bienvenido encarga las obras de restauración a Pancho Marambio, un hombre pagado de sí mismo, y que vive del engaño y de la estafa; un tipo ostentoso, vulgar y cursi, amante del lujo, la ostentación y las apariencias, y encima de todo un mentiroso a prueba de bala.Con una peculiar y muy personal Barcelona como telón de fondo, y sin dejar de lado su magistral sentido del humor, aún en los momentos más duros y crueles de su relato, Alfredo Bryce Echenique nos narra la historia del descenso a los infiernos del último de los Buenaventura.
AUTOR/A
BRYCE ECHENIQUE, ALFREDO
Alfredo Bryce Echenique nació en Lima, Perú, en 1939. Realizó sus estudios primarios y secundarios en colegios regidos por profesores norteamericanos e ingleses. En la peruana Universidad Nacional de San Marcos obtuvo los títulos de abogado y doctor en Letras. En 1964 se trasladó a Europa, con prolongadas estancias en Francia y España. Ahora reside de nuevo en Perú. <BR><BR>Bryce Echenique es uno de los autores hispanoamericanos más traducidos del momento. En Anagrama, además de sus extraordinarios trabajos periodísticos, reunidos en A vuelo de buen cubero, Crónicas perdidas, A trancas y barrancas y Crónicas personales, y sus antimemorias, Permiso para vivir y Permiso para sentir, se han publicado las siguientes novelas, que lo han acreditado como uno de los grandes narradores en lengua española: Un mundo para Julius, Tantas veces Pedro, La vida exagerada de Martín Romaña, El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz, La última mudanza de Felipe Carrillo, No me esperen en abril, Reo de nocturnidad, Dos señoras conversan, La esposa del Rey de las Curvas y Dándole pena a la tristeza.