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La violencia impregna las historias de "Sustancia de hígado" de la forma en que esta parece haberse asentado en el mundo actual, es decir, como un aparato sistemático, común, tan habitual que ya solo genera indiferencia. A veces es el Estado quien la ejerce, con mayor o menor brutalidad es el caso de este libro, censurado por el Gobierno de El Salvador en la Feria Internacional del Libro de Guatemala, y otras veces, simplemente, asoma entre la cotidianidad de unos personajes que han perdido la capacidad de reacción. Bebés comprados a madres pobres para convertirlos en reclamos publicitarios, empresas que se lucran del dolor de las víctimas de violación, chicas desaparecidas que salen en el diario como si fueran modelos. La miseria humana se ríe de los personajes de Recinos y la burla nos alcanza, nos envuelve y nos ahoga en esa sustancia amarga y viscosa en cuya familiar repugnancia nos reconocemos como individuos ilusos, rotos, dispuestos a todo y acostumbrados a sufrir.