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Cuando Toussaint Louverture irrumpió por primera vez en la escena histórica, muchos movimientos estaban en marcha: el movimiento blanco hacia la autonomía y la libertad comercial, el movimiento mulato hacia la igualdad social y el movimiento negro hacia la libertad. La intelectualidad burguesa surgida de la Revolución francesa se percató de que la libertad era indivisible: no se podía conceder la libertad a plantadores blancos y mantener a los negros en cárceles de esclavos. Se dieron cuenta de que para liberarse de la sociedad colonial era necesario liberar a todas las clases, y que para ello era necesario liberar Santo Domingo, ahora conocido como Haití, poniendo así en tela de juicio la existencia misma de la sociedad colonial. Las autoridades francesas lo concibieron como contrario a los intereses de Francia. Pero Louverture tomó al pie de la letra la Declaración de los Derechos del Hombre y convirtió a la población fragmentada en un movimiento popular para llevar a los marginados a la Revolución. De esta forma, Santo Domingo pasó a ser el primer país en plantear y resolver el gran problema del siglo XX: el problema colonial.