Los obreros del Polo parte de una afirmación que nos bombardea desde hace años en los medios de comunicación, y, también, en las ciencias sociales. Se dice y repite que el trabajo está en vías de desaparición, que cada vez es menos necesario en la sociedad de la información. Tanto se repitan estas afirmaciones, que parecen constituirse en el sentido común científico, justificando políticas económicas y formas de organización del trabajo, que suelen ir aparejadas a la precarización de las relaciones de trabajo y empleo. En este trabajo se ha elegido, como punto de partida, una fábrica emblemática, puntera en el sector de automóvil: la planta de Volkswagen en Landaben, Pamplona, y a los obreros del Polo -todos los obreros que participan en su fabricación- como foco de nuestro análisis, porque el cambio de organización productiva de la empresa Volkswagen Navarra, en 1995, ha supuesto poner en primer plano los muy diversos problemas que surgen en una estructura productiva en red, basada en el suministro justo a tiempo de piezas, conjuntos o trabajos, a la empresa centro de la cadena de montaje que se trama en el territorio. El trabajo recobrado desvela que los obreros dispersos son muchos más que los empleados directos de Volkswagen; pero, sobre todo, desvela que tienen condiciones de empleo y trabajo cada vez peores.