En esta selección inédita de algunos de los espléndidos artículos periodísticos publicados por Joseph Roth entre 1918 y 1938, el autor deslumbra por su mirada humanista llena de humor y por la precisión y belleza de su prosa.
El título hace referencia a los Panoptika, que eran gabinetes de curiosidades, cuartos de maravillas o simplemente muebles en los que algunos nobles y burgueses de otro tiempo coleccionaban objetos exóticos de todos los rincones de la tierra. También se llamaba así a otros raros repertorios, los antiguos Museos de Figuras de Cera. Este libro reúne casi medio centenar de semblanzas del escritor austriaco, producto de su experiencia como corresponsal por buena parte de Europa, donde se mezcló con todo el mundo, viajando en cualquier medio de transporte, alojándose en los hoteles más variopintos y trabajando siempre en la mesa de algún café rodeado de gente que le hablaba sin parar en cualquier idioma.
El apuntador que de pronto salta al escenario para dirigir a los actores, el hombre que anuncia el coche más rápido del mundo y que por culpa del cartón que cubre todo su cuerpo avanza por la calle a paso de tortuga, un faquir egipcio que malvive a causa de los impuestos, adivinadoras, reinas de belleza, reporteras de moda... son sólo algunas de estas miniaturas aceradas, tiernas y divertidas, en las que, como si se tratara de las teselas de un mosaico, se refleja toda una época.
«Joseph Roth demuestra hasta qué punto era capaz de comprender tanto a un príncipe solitario como a esas personas con las que muchos no sólo no sueñan con identificarse, sino que ni tan siquiera las ven, como la encargada de unos aseos públicos». Berta Vias Mahou
GABINETE DE CURIOSIDADES
AUTOR/A
ROTH, JOSEPH
Joseph Roth, novelista y periodista, nació en Galitzia (actualmente Ucrania) en 1894, en el seno de una familia judía.<BR><BR>Ha sido descrito como un hombre para el que la historia era como una pesadilla; su vida no estuvo lejos de serlo también.<BR><BR>No llegó a conocer a su padre que, en un arrebato de locura, abandonó el hogar al poco tiempo de casarse. Se crió en Viena donde presenció el derrumbamiento del imperio austro-húngaro cuyo restablecimiento más tarde anhelaría: "La experiencia más dura que he vivido fue la Primera Guerra Mundial y la destrucción de mi patria, la única que he tenido..."<BR><BR>En 1920 se instaló en Berlín donde se convertiría en el corresponsal de mayor prestigio de la prensa alemana -y en uno de los mejor remunerados de su generación-, y donde simultanearía el periodismo con la narrativa (Job, una de sus primeras obras, fue la novela favorita de Marlene Dietrich).<BR><BR>En 1933, con la llegada del Tercer Reich, que le relegaría a la categoría de Untermensch, escribió: "Permítanme expresarlo alto y claro. El espíritu europeo está capitulando. Está capitulando porque es débil... porque carece de imaginación... mientras, el humo de las hogueras en las que arden nuestros libros alcanza el cielo..." Su mujer, Friederike, ingresó en un manicomio. Los nazis le facilitaron una muerte sin dolor. Finalmente, Joseph se exilió en París donde el alcohol le ayudaría a reconciliar su nostalgia de aquella vida shtetl de sus primeros años, con su fe en un recién descubierto catolicismo y su apoyo al restablecimiento de la monarquía austriaca. El santo bebedor murió en 1939.