«¿Había que pensar el «tiempo», cuando se sabe, desde los griegos, que su división según los tiempos de la conjugación convierte su existencia en inasible? ¿Y que, dominando el curso de la vida, nos conduce a no poder ya imaginarlo sino como una travesía, entre comienzo y fin, girándonos desde el principio hacia el fin? Pese a la reiterada invitación de los poetas: «carpe diem!», todavía no concebimos qué pueda ser vivir en el presente...
Por eso es por lo que he intentado, pasando por el pensamiento chino, salir de ese gran pliegue del «tiempo». Pues China ha pensado el «momento» estacional y la «duración» de los procesos, pero no una envoltura que contenga a los dos por igual y que sería el tiempo homogéneo - abstracto.
Al hacer esto, China nos invita a releer la fórmula de Montaigne: vivir, no en el presente, sino «a propósito»; así como a asomarnos a estas nociones corrientes, que la filosofía, indiferente al ser de estación, apenas ha explorado: la oportunidad del momento y la disponibilidad opuesta a la antelación.
Tomaré aquí, a manera de prueba, el partido de la sabiduría: ¿y si vivir fuera pensar según la coyuntura del momento (según su «ocurrir»), de un modo distinto al del intervalo, y por consiguiente salir del gran drama «existencial» que la filosofía, al erigir el «tiempo», ha organizado con tanta precisión?»
DEL "TIEMPO"
AUTOR/A
JULLIEN, FRANÇOIS
Estudió en la l'École Normale Supérieure y, luego, en las universidades de Shangai y Pekín. Fue responsable de la Antena Francesa de Sinología en Hong Kong y becario de la Maison franco-japonaise de Tokio. Doctor en Estudios de Extremo Oriente (1978) y en Letras (1983), fue presidente de la Asociación Francesa de Estudios Chinos y del Collège International de Philosophie. Actualmente es profesor en la Universidad París 7 y director del Centre Marcel-Granet y del Instituto del Pensamiento Contemporáneo. El trabajo que ha emprendido entre pensamiento chino y filosofía europea se orienta a la vez a deslocalizar la reflexión, explorando en el Extremo Oriente inteligibilidades diferentes que las desarrolladas por el pensamiento europeo y, por efecto de retorno, a poner en crisis las elecciones de la razón europea y a interrogar sus tomas de partido. Intentando evitar la doble trampa del prejuicio etnocéntrico y la fascinación ejercida por el exotismo, su ambición es construir una relación intercultural tan apartada del fácil universalismo como del relativismo perezoso.