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La vida y la muerte son dos extremos de una línea temporal llena de nacimientos y pérdidas. Las pérdidas dolorosas e injustas desatan la impotencia, la rabia o el dolor y nos dejan una sensación de miedo e inseguridad muy difíciles de reparar que acaban manifestándose en forma de dolencias físicas: migrañas, cefaleas, ansiedad? Aceptándolas, aprenderemos a gestionar sufrimientos y convivir con ellas. Para hacer frente a la pérdida de nuestra posición socioeconómica, de la salud, de la libertad, de la juventud, del amor o incluso de la muerte a la que tenemos tanto miedo propongo que entrenes tus emociones y pensamientos utilizando la imaginación, la visualización y la reflexión para que modifiques tu comportamiento como fruto del proceso de duelo, aunque sientas impotencia, ganas de llorar o miedo de salir a la calle.