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Ediguéi Buranny trabaja de ferroviario en un remoto apartadero. Un día recibe la noticia de que su amigo Qazangap ha fallecido. Ediguéi decide entonces llevar el cuerpo del difunto hasta el legendario cementerio kazajo de Ana-Beit, en una travesía de un día entero. En el transcurso del largo camino, que hace junto a su camello y una pequeña comitiva, reflexiona sobre sus experiencias vitales, la guerra, su mar de Aral natal, las purgas de Stalin, la fugacidad de la vida, las viejas historias de su clan, la importancia de la tradición, el progreso de la humanidad.
Ambientada en la estepa kazaja en la década de 1950, esta novela, cargada de realismo y leyenda, es uno de los trabajos más importantes de la carrera del autor kirguís Chinguiz Aitmátov. Publicada originalmente en 1980, la obra ha pasado por varias ediciones con diferentes títulos y pasajes que el autor fue omitiendo y añadiendo. Casi cuatro décadas después de publicarse en castellano por primera vez, vuelve a ver la luz en una nueva traducción.
«Ahora nos estamos convenciendo de que la auténtica literatura vive incluso en el régimen más cruel, más duro. Ella lucha por la vida y apoya la aspiración auténtica del hombre por la libertad. Por esta razón, la literatura en Rusia ha tenido siempre un estatuto especial; ha constituido una tribuna y una llamada y ha sido también arrepentimiento y manera de ver la belleza del mundo, la belleza de la sustancia humana, del ser humano». Chinguiz Aitmátov (1991)