Traficantes de Sueños
Debería ser evidente que este nuevo ciclo reaccionario, y los retos que supone, no pueden afrontarse sin situarlo en una perspectiva histórica. La historia reciente muestra que, ante el avance de las formaciones políticas reaccionarias, a la izquierda global de poco le ha servido clamar contra el riesgo fascista, o refugiarse en el calor de sus propias convicciones éticas y aferrarse a la defensa de lo mínimo defendible. En lo que a nosotros respecta, queremos decirlo con las palabras de nuestro texto, no puede haber una práctica política antirracista que funcione como el eje de un movimiento más amplio de recomposición sin una reflexión sobre el racismo de más largo aliento y, sobre todo, menos «complaciente» con respecto de los objetivos políticos más inmediatos. Así como no puede existir un movimiento real de recomposición que no coloque en el centro al antirracismo como práctica teórica y política.
Gobernar la crisis de los refugiados