Al finalizar la Guerra Civil española, el miedo a sufrir la fuerte represión franquista hizo que decenas de derrotados soldados republicanos se escondiesen, ante la imposibilidad de insertarse en la sociedad, en las sierras del territorio que hoy forma parte de la región castellanomanchega, especialmente en los montes de Toledo y de Ciudad Real. En la provincia de Albacete la situación fue diferente, pues los primeros huidos se escondieron en casas situadas en pleno casco urbano, como ocurrió en Villarrobledo. En las provincias de Cuenca y Guadalajara este fenómeno que denominamos de huidos apenas tuvo relevancia.
Luego, con el paso del tiempo, estos primeros huidos, que solo buscaban la supervivencia, tras la victoria del Ejército soviético sobre los alemanes en febrero de 1943 en Stalingrado, empezaron a organizarse política y militarmente en Agrupaciones guerrilleras, bajo la influencia del Partido Comunista de España. En Castilla-La Mancha intervinieron las agrupaciones 1ª (Toledo), 2ª (Ciudad Real) y 5ª (Albacete), integradas en el Ejército Guerrillero de Extremadura-Centro, y los Sectores 5º y 11º de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón, la mejor organizada de todas, que se mantuvo en activo en las sierras de Cuenca y Guadalajara hasta 1952, año en la que esta Agrupación fue disuelta por Santiago Carrillo.
