La obra de Maurice Blanchot (Eze, Alpes Marítimos, 1907) constituye un cuestionamiento radical del sentido de la escritura, una indagación continua, autorreflexiva, de la literatura sobre sus propios límites y los fundamentos de su significación. A través de una expresión profundamente lúcida y exacta, en el vértigo fatal de la enorme magnitud de una obra cuya meditación sobrepasa el marco de la crítica literaria para acceder al territorio más exigente en que el pensamiento contemporáneo se debate y se prueba, indagar en la esencia de la escritura significa para Blanchot implicar el problema de lo que sea la esencia del propio ser de la lengua y, en este sentido, las posibilidades que abre la palabra literaria a través de las complejas relaciones que se establecen entre el decir y la verdad.
El instante de mi muerte y La locura de la luz son dos de los mejores textos autorreferenciales producidos por la literatura del siglo XX. Construidos en torno a la idea de evocación, en ellos el desencadenante es el recuerdo de un acontecimiento fijado en la memoria. En ambos advertimos el logro de la lucidez del instante, en confrontación con un otro que ejerce su autoridad en tiempos y situaciones especiales. El militar, las fuerzas de ocupación, en la guerra. Los médicos, en la enfermedad.
Vida y muerte aparecen en estos escritos como espejos de una misma realidad que acaso tan sólo la palabra transite. La narración, en ambos, se concibe como la extrema dificultad de arrojar luz, a través del lenguaje, sobre los principios mismos de la visibilidad, del relato. ¿Cómo ver lo que nos ciega? ¿Cómo contarlo? ¿Cómo hablar del instante y del lugar a partir del cual toda palabra naufraga?
LA CONVERSACIÓN INFINITA
AUTOR/A
BLANCHOT, MAURICE
Maurice Blanchot, novelista y crítico, nació en 1907. Su vida está enteramente consagrada a la literatura y al silencio que le es propio. Estas dos escuetas frases han acompañado durante años las ediciones francesas de algunos de los libros de Blanchot. Se podría añadir ahora la fecha de su muerte: febrero de 2003. Nacido en Quain, una grave enfermedad sufrida al final de la adolescencia le dejará secuelas para el resto de sus días y acaso marcará su carácter frugal y retirado. En la Universidad de Estrasburgo leerá a Husserl y a Heidegger en compañía de Emmanuel Levinas, a quien desde entonces le unirá una íntima amistad. Vinculado durante su juventud a publicaciones ultranacionalistas de derechas, donde verán la luz algunos de sus primeros artículos, conoce en 1940 a Georges Bataille, con quien compartirá «el reconocimiento de una común extrañeza» y cuya influencia será decisiva para el decurso futuro de su obra y su orientación política radical de izquierdas. Al tiempo de la publicación de sus primeros relatos y novelas (Thomas el Oscuro, Aminadab), a finales de los años cuarenta, Blanchot inicia una intensa actividad como crítico literario, textos que irá reuniendo en sucesivos volúmenes: Falsos pasos (1943), La parte del fuego (1949), Lautréamont y Sade (1949), El espacio literario (1955), El libro por venir (1959; Trotta, 2005), El diálogo inconcluso (1969) y La amistad (1973). Se trata de una escritura en la que Blanchot cuestiona permanentemente la posibilidad de la literatura, del escritor y de la obra, en una reflexión atravesada por las nociones de lo neutro, la soledad y la «desobra». A ésta consagrará uno de sus últimos escritos, La comunidad inconfesable (1983), en el que se muestra la convergencia de su pensamiento literario y político. <BR><BR>Editorial Trotta