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Antes del inicio de la segunda guerra mundial, Suiza expulsó de sus territorios a todos los inmigrantes de otros países y, entre ellos, también a la familia cuyo destino seguimos en Los inmigrados. El padre, que había abandonado Eslovenia cuando ésta todavía formaba parte del Imperio austrohúngaro, vuelve a Yugoslavia y asiste al desmoronamiento del nuevo país; la madre, de origen alemán, se siente desplazada en el nuevo entorno; la hija, que ha crecido en la abundancia, se encuentra aquí ante la pobreza... Cada uno de los miembros de la familia, con sus destinos individuales y colectivos, se siente expulsado en un mundo que es diferente y peligroso. Alojz Samson, el narrador de los hechos, es un niño de diez años que experimenta estos violentos cambios. Con una distancia emocional y racional, curioso e inquisitivo hacia el mundo, su identificación viene determinada por cada una de las sensaciones que su nueva vida imprime con toda su fuerza.