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El valenciano Pepe Beunza con su negativa pública a realizar el servicio militar, en 1971, en plena dictadura, se convierte en el primer objetor político al ejército en el Estado español. Su acto de desobediencia civil, preparado meticulosamente, cuenta con una amplia campaña de apoyo que trasciende las fronteras del Estado; y sentaría las bases de un incipiente movimiento antimilitarista que daría lugar, con el tiempo, a un potente y exitoso movimiento de insumisión.