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«La casa del hambre» supuso el fulgurante debut con el que un joven africano de veintiséis años obtuvo en 1979 el prestigioso premio «Guardian de ficción». Un libro explosivo que rompió con el tratamiento realista de temas sociales y políticos típicos de la novela de protesta anticolonial en favor de un retrato profundamente expresivo. A través del monólogo interior del narrador sin nombre de «La casa del hambre», Marechera hace partícipe al lector de la turbulenta existencia de un joven que abandona su miserable casa del gueto y, de camino hacia el bar más cercano, medita sobre "la mierda infecta que había sido y era mi vida en ese momento". Una vida, como la del propio autor, marcada por la violencia cotidiana, el estigma de la segregación racial y la desesperada búsqueda de la libertad individual.