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En resumen: en los Estados prestamistas hay una organización completa, en la cual gobernantes, banqueros, promotores de compañías, especuladores y toda la gente equívoca, que Zola tan bien describió en El Dinero, se agrupan para explotar Estados enteros. Donde los ingenuos juzgan descubrir profundas causas políticas u odios nacionales, no existen sino los conciertos tramados por los filibusteros de la finanza. Estos todo lo explotan; rivalidades políticas y económicas, enemistades nacionales, tradiciones diplomáticas y conflictos religiosos.