Viktor E. Frankl, cuya primera crisis existencial le sobreviene a una edad tan temprana como la que tenía Mozart cuando compuso su primer minué, fue incapaz de no dejar su impronta en el siglo XX: el siglo del replanteamiento de todos los valores, de la vertiginosa aceleración de todos los procesos y de la decadencia de las costumbres sometidas a una constante manipulación cotidiana.
Con una extraordinaria capacidad de percepción, Frankl dedicó su vida exclusivamente a un pensamiento fundamental que, antes de él, parecía innecesario: que la vida tiene un sentido y que dicho sentido no es una imaginación nuestra, sino que realmente existe. Podemos, pues, aplicar a Frankl la famosa frase de Goethe: «En el principio era el sentido».
EN EL PRINCIPIO ERA EL SENTIDO
AUTOR/A
FRANKL, VIKTOR EMIL
Viktor E. Frankl (1905-1997) está considerado como uno de los psicoterapeutas más destacados del siglo XX y el último de la gran generación de la Escuela de Viena. Doctorado en Medicina y Filosofía por la Universidad de Viena, fundó la Logoterapia, denominada la Tercera Escuela Vienesa de Psicoterapia.<BR>En 1942, en pleno apogeo de los nazis, él y su familia fueron hechos prisioneros e internados en los campos de concentración. Fue precisamente esta experiencia la que lo llevaría a perfilar su teoría basada en la búsqueda de un sentido para la vida del hombre.<BR><BR>Tras sobrevivir al Holocausto, fue profesor de Neurología y Psiquiatría en la Universidad de Viena y ejerció la cátedra de Logoterapia en la Universidad Internacional de San Diego, en California. Ofreció conferencias en universidades de todo el mundo y veintinueve de ellas le otorgaron el título de doctor honoris causa. Galardonado con numerosos premios, entre ellos el Oskar Pfister Award de la American Psychiatric Association, fue miembro de honor de la Academia Austriaca de las Ciencias.<BR><BR>Sus obras han sido traducidas a una treintena de idiomas.