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Surgidas como una contraposición a la sociedad patriarcal, el contacto con sociedades en las que las mujeres podían incluso ostentar el poder político o las noticias sobre las arqueras a caballo de las estepas, dieron forma al mito de las amazonas. No son simples guerreras sino miembros de una sociedad sin hombres u organizada bajo la preeminencia del sexo femenino. Esta tradición, la de las amazonas, así como los datos etnográficos sobre las guerreras relacionadas con ellas, tendrán una clara influencia en las ideas «feministas» de Platón, en las de los cínicos y en las de los primeros estoicos.
Más tarde, pasarán al mundo islámico a través de las traducciones de obras griegas antiguas y de las noticias que llegarán sobre la mítica «Ciudad de las Mujeres». También Averroes estuvo muy influido por las ideas de Platón en su crítica social por la situación de las mujeres en el mundo islámico.
La cristiandad occidental heredará del viejo mundo grecorromano el mito de las amazonas. En unos casos hará de ellas parte de las huestes del Anticristo y en otros, defensoras de la fe cristiana.
Finalmente los conquistadores españoles proyectarán en el Nuevo Mundo su imaginario sobre las amazonas. Esto resulta evidente con ejemplos como el de California, llamada así por el país de la reina de las amazonas que aparece «Las sergas de Esplandián», libro de caballerías muy popular en el siglo XVI, o el del río Amazonas, que recibirá esta denominación tras un enfrentamiento armado de los conquistadores con guerreras indias, en las que los españoles creyeron ver a las míticas amazonas.