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Que la vida ha entrado completamente en el campo del poder significa, ni más ni menos, que la vida se ha convertido hoy en el auténtico modo de dominio. Ese régimen de sujeción, descrito como una movilización total de la vida por lo obvio, es en el que habitamos. Espacio fronterizo y supermercado, ambas cosas a la vez. Pero si estamos encadenados a la vida, si la vida es nuestro yugo, en el mismo instante, la vida es también nuestro campo de batalla. Entonces la cuestión determinante aparece en toda su radicalidad: ¿cómo arrancar el querer vivir de la vida? Creemos que sólo el odio puede hacerlo. El odio a la vida del querer vivir. En este libro se intenta mostrar cómo de ese odio liberador nacen la exacerbación y el desafío. La exacerbación de la vida es el camino que conduce tanto hacia el amar como el pensar. El desafío, por su parte, realizado desde el querer vivir constituye el camino que apunta hacia la comunidad. Amar, pensar y luchar son, pues, los tres gestos radicales que tenemos a nuestra disposición para enfrentarnos a la realidad. Amar, pensar y luchar son, en definitiva, los elementos de los que está hecha una vida política. Porque la fuerza de una vida política reside en su extrema simplicidad.