Enric Olartecoechea tuvo el privilegio de ir a la universidad. No se acuerda muy bien de qué carrera estudió, pero sí de los largos debates sobre feminismo que en el bar de letras de la UAB tenían lugar. Allí intimó con la teoría queer. Pero al poco tiempo, cuando viajó a Ecuador, sintió como zarandeaba todo lo que antes daba por cierto. Junto al colectivo “Mujeres de frente” y junto a las mujeres presas, aprendió a callar. Y se llevó muchas otras cosas que siguen interpelándolo y que agradece profundamente. A su vuelta a Barcelona, se incorporó al colectivo “La Fondona”, ubicado en el CSA Can Batlló, donde militó varios años y fraguó importantes amistades que siguen alegrando su vida. Desde hace 5 años comparte experiencias, sensibilidades y saberes con las estudiantes del ciclo Promoción de igualdad de género, en el instituto público Can Vilumara.