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Este libro arranca con críticas a la constitución española de 1978 y sugerencias para algunos de los cambios necesarios. También recuerda las precarias condiciones políticas en que se elaboró esa constitución, y señala la problematicidad de su reforma, amenazada por las correlaciones actuales de las fuerzas políticas.
El cambio constitucional es necesario -aunque problemático- porque entre 1978 y el presente se ha producido lo que el autor llama «un fin del mundo». Este ensayo, que da título al libro, muestra la distancia de los problemas centrales de nuestro tiempo respecto de la época en que se elaboró la constitución. Hoy los problemas no residen en la conquista de las libertades públicas, sino en su supervivencia en un mundo mutado casi por completo, al que además se ha sobrepuesto una plutocracia que domina las opciones políticas básicas, un nuevo soberano que limita los espacios de libertad. Un mundo mutado cuyo horizonte de expectativas vuelve obsoleto el discurso político y social tradicional.
Los amenazados procesos de democratización ocupan la última parte de este libro. Ahí, junto con recetas para soslayar la división política de los de abajo, se argumenta que en el futuro la defensa de la democracia se centra socialmente ante todo en la lucha contra las desigualdades, pero también en el control del crecimiento y el decrecimiento productivo exigido por la crisis ecológica.