«Escribo este breve libro para que recuerden la historia de Serena Cruz todos cuantos la leyeron en los diarios, así como para difundirla entre quienes la desconocen. Además, lo escribo para que se recuerden otros hechos, relativos a las adopciones y a los niños, que en su momento causaron un gran impacto y cayeron enseguida en el olvido. Tenemos todos la memoria corta. Por último, escribo para manifestar mi solidaridad con las personas a quienes en un momento dado les han quitado hijos a los que amaban y cuidaban. Para manifestar mi solidaridad con las personas, tanto padres como hijos, que han visto, igual que Serena Cruz y sus primeros padres adoptivos, destruida de repente la tranquilidad familiar y los afectos traicionados y pisoteados, y han sufrido los graves trastornos de la separación y la pérdida».