Para envío
«Yo controlo», nos dice la ficción de autonomía por excelencia. La masculinidad no es un problema de los hombres, sino una norma social, un asunto colectivo. Ha dejado de ser vista como una cosa o un atributo que los hombres poseen, para convertirse en un conjunto de prácticas insertas en las relaciones de género. El éxito es la brújula biográfica de la masculinidad, paradójicamente, los hombres se pasan buena parte de sus vidas fracasando, muy lejos de las trayectorias que proyectan los modelos normativos. El presente libro pone sobre la mesa la necesidad de perforar las masculinidades para que sean más vulnerables, para que sean más dependientes, para que se dejen afectar. Es por eso que propone reordenar nuestras institucio- nes sociales para que la vulnerabilidad sea una prioridad, ya que los cuidados pueden ser uno de los ámbitos de mayor potencialidad para practicar otras masculinidades. Para ello vamos a tener que construir sociedades más habitables para todas las personas.