Estas son las memorias de un hombre ?asustado pero tranquilo?, un hombre que el 11 de septiembre de 1973 fue despertado por una voz fría que le informaba que en Chile había un golpe de Estado. La noticia significaría un vuelco absoluto en su vida. Raúl Rivera ?director teatral y poeta? no era militante, y su mujer, la dramaturga María Asunción Requena, tampoco. Claro que esto no alcanzó a inmunizarlos contra las hostilidades y al cabo de unos meses debieron partir al exilio. Estas páginas narran esa travesía, con una particularidad: el clima imperante está lejos del drama y el heroísmo. Rivera sortea las pequeñas tragedias cotidianas ?la desesperación, la inseguridad, la extrañeza ante un mundo cuyas claves desconoce?con un humor tímido y discreto. Su prosa, ligera y al mismo tiempo punzante, nos pasea por el mundo de los exiliados latinoamericanos y por el de los burócratas que distribuyen el poder, pero también nos introduce en las intimidades de los teatros municipales franceses y su vida artística hecha de luces y sombras. Memorias de un exilio teatral teje una fina red donde lo público se une con lo privado, la gran Historia con la comedia de enredos, las utopías con las miserias personales. El jurado del Consejo Nacional de la Cultura le otorgó el 2015 el premio en la categoría memoria, ?por su calidad testimonial y narrativa, proporcionando un panorama del teatro chileno en las últimas décadas y aportando un aspecto singular a la memoria del exilio chileno?.