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Esther Zorrozua (Bilbao, 1955) es una voz arraigada a su tierra que utiliza la geografía conocida como metáfora espacial donde si sitúan conflictos de entidad universal. Dedicada desde hace tiempo al relato breve y a la crítica literaria como colaboradora en diversos medios, ha preferido dejar macerar sin prisas esta primera novela suya, en la oscuridad y la quietud de la espera fértil, antes de compartirla con sus lectores.
La clave de su estilo narrativo radica en un equilibrio estable entre cierta tendencia al pesimismo existencial y una ironía siempre latente, que desdramatiza y salva de la negrura de la sima, permitiendo que el sol siga saliendo cada día.
La casa de La Galea es un relato de ficción sobre el proceso de descomposición interna de un sector social muy concreto: la alta burguesía de Neguri de la primera mitad del XX. Se trata de la desmitificación de un mundo cerrado, que se consideró superior en una época por desconocimiento de quienes no pertenecían a él; un mundo al que el dinero no le fue suficiente para conservar sus prebendas ni para sobrevivir como tal, porque ningún grupo social se basta a sí mismo ni puede progresar en solitario, sino en armonía o en oposición a los demás.
«Destacan en el relato la elegancia y la sencillez de la prosa, la economía en las descripciones, los diálogos eficaces y un tono adecuado, comedido y levemente irónico. La dosificación de la intriga hace que la lectura se siga con interés.»
(Eduardo Medina)
«A pesar de que la novela se centra en una ficticia historia local y en un momento cronológico muy específico, resulta fácilmente extrapolable a cualquier otro lugar y época al convertir los hechos concretos y temporales en conceptos abstractos y universales: el honor, la familia, el amor, el dinero, la ética de los medios con relación a los fines...»
(Olatz Candina)