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Un siglo después de la Revolución Mexicana de 1910, la República goza de buena salud, con instituciones establecidas al calor del enfrentamiento Civil. Pero que goce de buen estado no significa que este exenta de problemas derivados de los nuevos tiempos, en el primer tercio del siglo xxi. La Revolución de Zapata, Villa, Carranza, Obregón y Cárdenas sentó las bases de una democracia que, si bien no ha resuelto graves problemas de antaño o solucione los problemas nacionales de hoy, es el camino por el que transitan nuevos proyectos políticos, en detrimento especialmente del PRI, que se proclamó heredero de aquel enfrentamiento civil del siglo xx. Una centuria más tarde de aquella gesta histórica ?en un contexto diferente al contemporáneo?, a pesar de que se le cuestione hoy ?en parte con el olvido?, es posible que las nuevas generaciones sigan creyendo en los valores que se dieron en 1910: luchar por la justicia social, el progreso de la nación, y una mejor y firme democracia.