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Meditaciones africanas es un libro de aforismos y de sabiduría. Es una consecución de formas breves y concisas que invita a leer y a pensar el mundo a partir de África. En Saint-Louis, cerca del río Senegal, un ser piensa lentamente sobre la marcha. Este es el ejercicio de meditación al que nos invita Felwine Sarr.
La floración de un árbol la sostiene la constancia del tronco, y el surgimiento del agua, la de la roca. No solo somos útiles allí donde mejor nos sentimos ?eso sería reducir nuestras potencialidades a nuestros gustos. Abrir todos los brazos es lo que permite toda (auto)disciplina.
Lo absoluto no se expresa en ninguna lengua. Esta solo puede acercársele. Toda lengua, por bella que sea, es deficitaria, incompleta, finita. El encuentro con lo absoluto es sinónimo de interrupción del discurso. Promulgar o mencionar una cualidad de lo absoluto es limitarla.
«Felwine Sarr nos ofrece aquí pensamientos que son «para sí mismo» y, por tanto, para cualquier persona «a quien nada de lo humano le es ajeno». Estos pensamientos no tienen forma fija: a veces se presentan como una narración; otras, como un rápido esbozo de una personalidad (lo que Felwine denomina un «arquetipo» de un delicioso retrato que bosqueja con el humor cáustico de un La Bruyère); a menudo, como un aforismo, un concentrado de significación que pide al lector parar, recitar esas frases (que son, de vez en cuando, verdaderas promesas de poemas), abrirlos lentamente para desplegar, cual pétalos, los significados de los que rebosan para recordarlos una y otra vez. En una palabra, rumiarlos. También aquí Nietzsche nos enseña que meditar requiere, en primer lugar, aprender de las vacas ese arte supremo que es la rumiación».
Souleymane Bachir Diagne, extracto del prefacio