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El título de la obra, el dibujo que la ilustra y el nombre que la firma son una abstracción luminosa, tan poderosos estética y poéticamente, tan comprometidos en una idea de justicia social y de oposición a los abusos que sistemáticamente han padecido ?y continúan sufriendo? mujeres y trabajadoras y trabajadores, que poco más cabe decir para describirla. En ocasiones la poesía tiene una función deconstructiva. Tiene la facultad de intimar con la realidad y de dilucidar, incluso, aquello que se oculta tras lo aparentemente real. A veces la poesía desvela el andamiaje que sostiene el decorado, desanda el camino para llegar al origen de aquello que se nos había presentado como verdad pero no era más que una interpretación de la verdad o, por expresarlo mejor: que no era sino la verdad de alguien. No sabemos si llega a existir una verdad común a todos y todas, más allá de esa verdad de cualquier «alguien» individual. De lo que sí tenemos certeza es de que, desde la libertad y el bienestar de las personas, las verdades individuales pueden compartirse y convivirse construyendo un territorio común, comunidad que siempre ha estado amenazada por las «verdades» que quieren imponer unos pocos desde la fuerza y los privilegios. Lo que sí intuimos es que la poesía, el arte en general, es la pregunta que conduce a las respuestas.