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Portugal, España, Chile y Argentina vivieron, entre mediados de los años setenta y los ochenta, un proceso de transición tras el final de las respectivas dictaduras que hubieron de padecer. No siempre es cierto que tras la tormenta llegue la calma, pues la lucha contra la inercia de estos regímenes suele convertirse en un tenaz obstáculo en el camino hacia la democracia. Pero ¿es este el destino que realmente se alcanza o es la normalización -la adaptación- de los anteriores engranajes al mecanismo democrático? En cualquier caso, fueron procesos protagonizados por la pugna entre el cambio y la continuidad, lo nuevo y lo viejo, el diálogo y las armas, la memoria y el olvido.......