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Nos hallamos ante un libro resueltamente autobiográfico que también es una apología contagiosa del apetito. La autora afirma que, aunque todo lo relatado es real, lo que diferencia la novela de la realidad es la escritura. No obstante haber padecido anorexia durante dos años, en el relato explica su vida a través del hambre y reivindica una avidez y una glotonería en muchos registros: hambre de lenguas, de libros, de alcohol, de chocolate, ansia de belleza y de descubrimientos... Amélie Nothomb afirma que tiene «un apetito absoluto», un deseo jamás colmado, que no parece tener fin y al que la autora asedia en este relato en todas sus formas, del éxtasis al horror, con brío, dolor, amor, humor y lucidez, mientras se dibuja en filigrana la complicada paradoja de existir. Biografía del hambre es un libro en el que Amélie Nothomb se vuelca de una forma mucho más sincera hacia su infancia, que ya había evocado en Metafísica de los tubos y El sabotaje amoroso, prolegómenos de la extraordinaria experiencia de Estupor y temblores.
«Amélie Nothomb es de esos autores que crea adicción. El lector, en cuanto lee uno de sus libros, queda atrapado por el universo subyugante de la autora y repite la experiencia de sumergirse en cada una de las novelas que publica... La mirada limpia y toda la crueldad propias de la inocencia de la infancia» (Ana María Moix).
«Esta obra conmovedora e inquietante que es una autobiografía y la apología del disfrute» (Jesús Aguado, El País).
«Amélie ataca de nuevo y lo hace con una de sus obras más poderosas y usando su mejor registro. Chapeau a este ejercicio autobiográfico. Bebamos una copa de champán a su salud y paseemos de noche por París, como a ella le gusta» (M.ª Ángeles Cabré, La Vanguardia).