André Stern nació en 1971 y, como cualquier otro niño, empezó a jugar. En casa recibió una absoluta confianza en sus capacidades de autoaprendizaje. Al no ir a la escuela, pudo seguir jugando, experimentando, ocupando sus horas con todo aquello que le interesaba de forma espontánea. Sin imposiciones externas de ningún tipo. Y se convirtió en músico, compositor, lutier, profesor, autor, periodista, conferenciante? En este, su primer libro, Yo nunca fui a la escuela, nos cuenta su experiencia como niño; después, en Jugar, añadió su visión como padre que respeta y ve cómo se desarrollan plenamente las capacidades innatas de de Antonin y Benjamin, sus dos hijos. Y luego llegó Entusiasmo, una invitación a recuperar la energía de la infancia.