La Nave fue la primera novela española de ciencia-ficción. La escribió Tomás Salvador en 1959, y en ella se narra la historia de la primera nave interestelar lanzada por el hombre a la conquista del espacio. Una nave que, sin embargo, pierde pronto su rumbo y cuyos tripulantes, después de setecientos años vagando en el vacío, han olvidado del todo quiénes son y habitan como seres de la Edad de Piedra dentro de una maravilla científica. La Nave es también un poemario de ciencia ficción. Un poemario dividido en dos secciones. La primera, titulada Las islas, contiene distopías, fragmentos de un futuro en ruinas sobre los que se extienden las sombras de Aldous Huxley y de George Orwell. Futuro en ruinas en el que yo no creo (nunca el tiempo pasado fue mejor), pero que literariamente es mucho más interesante que el probable. Por su parte, en la segunda sección, la que comparte nombre con el libro, se incluyen pequeños homenajes a libros y películas del género, pero también, y al mismo tiempo, a poetas como Safo, John Donne, Cernuda o Gil de Biedma. En cualquier caso, y recordando que Homero es siempre joven, pero que los periódicos de ayer ya han envejecido, he intentado (no sé si conseguido) que todos los poemas de La Nave puedan funcionar de forma autónoma, sin que haga falta conocer sus referentes, sin llenarlos de nombres ni de datos. No me interesa que se vuelvan material inventariable, carne de nota escrita a pie de página. Al contrario, aspiro a que sean nuevos cada día mientras duren, aunque sea mucho menos de setecientos años.
