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En la concepción del progreso dominante en nuestra sociedad la automatización se presenta como uno de sus principios fundamentales. De este modo, automatizar no es solamente un medio de aumentar la productividad y el control sobre la fuerza de trabajo, sino también una manera de extender la Ideología del progreso tecnológico como si se trata de una ineludible necesidad histórica. Con ello, la automatización se ha asumido como algo natural e inevitable, como si fuera un hecho natural e Incluso racional, en consonancia con la idea de la evolución darwinista. Por el contrario, la introducción de la tecnología es en realidad una imposición que obedece a razones y decisiones políticas (de poder, de clase) y, más concretamente, en la reciente oleada de innovación tecnológica, a los intereses del complejo militar-industrial. Dos ejemplos (la introducción del control numérico en las máquinas-herramienta y de los contenedores en el transporte), dos tecnologías que representan un papel clave en la actividad industrial de los países más desarrollados ilustran perfectamente esta dependencia del progreso tecnológico respecto de los Intereses militares, y sirven a David F. Noble para desbaratar los tópicos sobre la automatización y la pretendida racionalidad del progreso tecnológico, mientras nos plantea si no habrá llegado ya la hora de hacernos preguntas fundamentales como ¿qué tipo de progreso queremos?, ¿qué tipo de progreso, en tanto sociedad, podemos permitirnos?