«La palabra experimental es válida, siempre que se entienda no como la descripción de un acto que luego será juzgado en términos de éxito o fracaso, sino simplemente como un acto cuyo resultado es desconocido» afirma John Cage en las páginas de Silencio. Maravilloso en su complejidad, este «libro imposible» se construye como una sabia colección de partituras, de piezas literarias de alto voltaje, llenas de música, de humor, de inventiva, de fascinantes exploraciones sobre la naturaleza del azar. Amigo y discípulo de Schönberg, de Duchamp, de Suzuki, estudioso del I Ching, de Thoreau, de Satie, de la micología, principal canalizador del pensamiento oriental en la vanguardia artística, John Cage propuso no sólo una nueva concepción de la música donde el sonido deja de ser mero objeto de manipulación por parte de compositores e intérpretes, sino un lúcido y arriesgado modelo de artista, para quien la tarea esencial radica en la vida cotidiana: «Estamos llevando el arte a los museos, sacándolo de nuestras vidas», advierte; y en otro lugar: «El arte es una especie de estación experimental en la que ponemos a prueba la vida». Cuatro décadas después de su publicación original, Árdora Ediciones ofrece al lector la primera versión en lengua castellana de una obra que transformó profundamente el oído y los puntos de vista de una generación. Un epílogo de Juan Hidalgo completa esta edición conmemorativa del décimo aniversario de la muerte de John Cage (Los Ángeles, 1912; Nueva York, 1992), creador e introductor del happening, de la técnica de piano preparado, de la aleatoriedad en los métodos de composición y, ante todo, de una forma de pensar y de actuar que ha ejercido una influencia determinante en el arte contemporáneo