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La narratofilia es una parafilia: excitarse sexualmente con comentarios obscenos o historias eróticas. El título de la novela apunta, más que a la pornografía, a una erótica de la literatura. Cabe pues tener presente aquella máxima de Susan Sontag según la cual necesitamos una erótica del arte en lugar de una hermenéutica. Esta es una novela hedonista, irreverente, aunque nunca se abandona la reflexión y la interpretación en torno a la propia historia. El ser humano es un homo narrans, un animal que cuenta historias, y un homo ludens, un animal que juega; podemos expandir este esbozo de antropología filosófica añadiendo que también somos un homo fictus, un animal imaginativo que no sólo proyecta ficciones, sino que habita en ellas. Si, tal y como se suele decir, el sexo está en el cerebro porque nuestro principal órgano sexual es la mente, entonces conviene recordar que operamos con un cerebro narrativo, como explica Fritz Breithaupt. Estamos constituidos por toda suerte de creencias, ideologías, narrativas y retellings. Contenemos multitudes, por decirlo a la manera de Whitman. Narratofilia es una novela c