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Susane, abogada de cuarenta y dos años, recibe una visita de Gilles Principaux. Cree reconocer en este hombre al chico al que amó locamente cuando ella tenía diez años y él catorce, pero no logra recordar qué sucedió realmente en la habitación del joven. ¿Acaso, como siempre ha sugerido su padre, fue víctima de abusos? En su memoria tan solo subsiste la huella de una pasión cegadora. Más de treinta años después, Gilles Principaux acude a su despacho para que asuma la defensa de su esposa, una madre ejemplar que, sin motivo aparente, ha ahogado a sus tres hijos en la bañera. Otros personajes misteriosos rodean a Susane, en especial Sharon, una joven inmigrante de las islas Mauricio que le limpia la casa y la trata de manera distante y exigente, a pesar de los esfuerzos de Susane por ayudarla a regularizar su situación. Susane se verá inmersa en una realidad hostil y asfixiante y descubrirá poco a poco quién es en verdad Gilles Principaux.
Los personajes de Marie NDiaye viven perseguidos por una culpa lacerante, sometidos a un juicio implacable sin conocer la naturaleza ni el alcance de su presunto crimen. Una lógica indescifrable determina la existencia de estos seres extraños, en ocasiones monstruosos y sin embargo tan parecidos a nosotros, que buscan ser algo más que meras víctimas de sus circunstancias.