Los años del diseño recogen el testimonio del diseño gráfico español de una década ciertamente prodigiosa. La sinergia establecida con una sociedad ilusionada con el proyecto de democratización de la economía, la educación y la política -en un pais huérfano de libertades-, no pudo hallar mejor expresión que los lenguajes vanguardistas (tipográficos, fotográficos y compositivos) aplicados al diseño de anuncios, carteles, envases, etiquetas, publicaciones, catálogos, logotipos y rótulos de los productos y establecimientos más cercanos al pueblo llano. Esos lenguajes estéticos salieron a la calle, excepcionalmente, a dialogar abiertamente con obreros y campesinos, eludiendo la estrategia tradicional de ofrecerse en primera instancia a círculos cultos. De modo que la energía de aquel proyecto colectivo sugestivo manifestado entre 1931 y 1939 se plasmó en una feliz interacción que hizo del diseño gráfico de aquel tiempo, en gran parte anónimo, un trámite comunicativo experimental nunca visto en nuestras latitudes. De ahí que sean Los años del diseño más fascinantes de nuestra historia.