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Los movimientos indígenas son un actor fundamental en la dinámica política de América Latina: desde mediados del siglo XX, desde Chiapas a la Patagonia, indígenas, campesinos y mujeres rurales se han movilizado y han puesto en debate sus proyectos, demandas y sueños. En esa enorme geografía de disputas, el movimiento indígena ecuatoriano, con la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) a la cabeza, ocupa un lugar destacado, ya que desde el levantamiento de Inti Raymi en 1990, se convirtió en el actor político más importante de las tres últimas décadas. Sin embargo, más allá de sus épicos levantamientos y marchas, las historias de los movimientos sociales también están plagadas de contradicciones, ambivalencias y ambigüedades. Este libro intenta construir un relato de este proceso y expone sus contradicciones en la perspectiva de abrir preguntas que nos permitan enlazar su historia con la complejidad de sus luchas y con un futuro abierto.