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Una llamada a la rebeldía contra el imperio de la juventud. Un manifiesto contra el edadismo. Este libro es una propuesta para afrontar la edad sin complejos en un mundo que rechaza el paso del tiempo y nos somete al mandato de la apariencia. Se trata de reivindicar un buen lugar para los mayores en todos los aspectos de la vida, incluida la percepción que tenemos de lo que es posible o no. Porque el edadismo comienza por lo que cada uno de nosotros deja de esperar, por las renuncias que nos imponemos. Aceptar las pérdidas, pero rebelarse ante la idea de que nos arrastren con ellas. En eso consiste la nueva madurez a la que aspiramos.
No queremos cronificar la juventud, sino justamente reconocer lo que se gana con los años. Eso que hace siglos cantaron Cicerón o Goethe, entendiendo la vida como una obra de arte que no concluye hasta el último minuto. Estar en el mundo, vivir estos tiempos como nuestros y no abandonar la bendita curiosidad son algunas de las pistas que se desgranan en estas páginas.
El día que Brad Pitt cumplió sesenta años vimos que era posible tener esa edad y seguir siendo Brad Pitt. Algo nuevo se abre para estas generaciones que no sabemos dejar de llevar vaqueros, pero sí queremos aprender a llevar los años.