Para envío
La gorra coronada expresa una sensibilidad que venía operando desde hace tiempo capilarmente en los barrios y en la ciudad; publicita por arriba "la revancha" ?ese espíritu que una vez gobierno vuelve recargado por abajo?, se mete en cada recoveco de la vida social, en cada esquina de los nuevos barrios, en los verdugueos laborales, en las conversaciones y hábitos cotidianos... Da luz verde y vía libre para el engorrarse, para los vecinos en banda, para la policía y la gendarmería (que se sienten como en "sus mejores épocas", con más guita, más estado de excepción para sus movidas), para los jefes y patrones, para los corazones ortivas que andan sueltos por la ciudad, para los Anti-todo, para todas esas fuerzas que el macrismo convoca a movilizarse en cada barrio contra los "mantenidos", contra las pibas que desafían mandatos sociales y culturales, contra los pibes que están a todo ritmo... En cada desborde ?por mínimo que sea? hay una oportunidad para el engorramiento y el revanchismo.
El colectivo juguetes perdidos, es en principio, un espacio de amistad, desde donde poder desplegar y potenciar un nosotros. Una apuesta constante por evitar que se vuelvan inaudibles las voces generacionales, un lugar donde politizar afecciones e inquietudes comunes, un instrumento que permite trasformar nuestras palabras vitales en imágenes políticas. Un espacio de creación y aguante, donde mantener viva la apuesta por ganar y tejer libertades...