Para envío
Leemos al día siguiente de haber sido puesta la primera piedra de La Boquería, en 1940: «El Gefe superior político dio el discurso central y el más largo del acto. De La Boquería poco se habló; sabemos que cuando se invoca una y otra vez a la Patria, mal: se esconden realidades ingratas y aquellas que se tapan suelen ser las más importantes, como son el malestar general, represiones, paro, graves diferencias sociales, los precios de los alimentos, etc. Patria es una palabra cargada de ideología que da pie a la arbitrariedad y a actuaciones autoritarias despóticas. En nombre de aquella, ¿cuántos millones de humanos no han sido enviados a la muerte mediante las guerras y en nombre de la defensa de las colonias?... todo por la Patria". (...)
Acerca de las setas: "En principio, este alimento que tanto nos conecta con la naturaleza por su olor, generosidad y simplicidad, en la entrada a las puertas de la ciudad no pagaba impuestos, hasta que el aumento de su consumo hizo que también fuera penalizado; la gente protestó diciendo que a ese paso también deberían pagar el perejil y los caracoles, que también crecían en los patios de las casas, y en mayo de 1853 las setas fueron eximidas de impuestos en la ciudad".
La huelga general de 1902: "Numerosos grupos de vendedores y vendedoras recorrían las calles donde existían también tiendas de frutas y verduras las cuales aprovechándose de la escasez de productos del campo los vendían ahora a precios muy altos. Los piquetes exigían que cerraran las puertas; la mayoría lo hacían y los que se resistían contemplaban cómo patatas, tomates y otros productos rodaban por la calle".
La postguerra, 1902: En La Boquería se hablaba por lo bajito cuando se preguntaba por la familia porque la mayoría permanecían incompletas, con componentes en el extranjero o encarcelados o en los campos de concentración, otros ejecutados...
Existía mucho miedo a tantos confidentes como había ya que podías tenerlos en la misma cola del mercado o paseando, pero siempre escuchando para delatar y hacer así méritos.
Miquel Vallès Garreta