La abadesa de Castro, primera de las novelle que conforman las Crónicas italianas de Stendhal, está considerada un joya literaria. Stendhal arranca con una suerte de prólogo sobre el siglo XVI y la mentalidad de los florentinos. De repente el tono cambia al de un manuscrito que narra un amor imposible entre un bandido bueno, el bravo Julio Branciforte y una joven noble, la bella Elena Campireali. Como si estuviéramos leyendo una suerte de Decamerón, poco a poco la historia adquiere profundidad psicológica, pasa de lo pintoresco a lo dramático. Los personajes cometen errores, son egoístas y extremadamente crueles, acciones que se justifican en nombre de ese sentimiento desproporcionado que es el amor en la Italia renacentista.
LA ABADESA DE CASTRO
AUTOR/A
STENDHAL, BEYLE HENRY
Stendhal, nom de plume de Henri Beyle, fue escritor, soldado, cónsul, republicano, jacobino y anticlerical. Nació en Grenoble en 1783, en el seno de una familia burguesa.<BR><BR>En 1801 participó en la Campaña de Italia con las tropas napoleónicas. En 1815, ya letraherido, se muda a Milán, y poco después publica Roma, Nápoles y Florencia, toda una declaración de amor por Italia, y en donde se describe el famoso Síndrome de Stendhal, un éxtasis mareante que se produce cuando se contempla una acumulación de arte y belleza en poco espacio y tiempo. Stendhal murió en marzo de 1842, de una apoplejía. Su fama literaria se asienta sobre tres magistrales novelas, que lo sitúan como uno de los más geniales escritores europeos: Armancia (1826), Rojo y negro (1830) y La cartuja de Parma (1839), su mejor obra, escrita en apenas dos meses febriles. En 1929, Henri Martineau recogió en un volumen algunos de los relatos cortos de tema italiano que Stendhal dejó publicados en vida, bajo el título de Crónicas italianas. La primera de estas crónicas es La abadesa de Castro, escrita en 1839, y considerada una de las obras más delicadas y salvajes de Stendhal.<BR>