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La reflexión sobre qué modelo de ciudad queremos no puede abordarse sin plantear cuestiones esenciales como ¿qué tipo de ciudadanía buscamos?, ¿qué estilo de vida queremos defender?, ¿sobre qué relaciones sociales queremos construir nuestras ciudades? Es necesario partir de la idea de que el capitalismo, en su forma actual neoliberal, trata de producir y gestionar un determinado tipo de paisaje urbano y geográfico favorable para sus propios intereses, para sus propios objetivos y para la garantía de su reproducción y legitimación social como discurso hegemónico.
Se nos muestra por tanto la imperiosa necesidad de abordar, por lo acuciante de su gravedad, las repercusiones en términos medioambientales (contaminación, gestión de residuos, insostenibilidad energética y de recursos), arquitectónicos (gentrificación, consolidación de megaproyectos, turistización de las ciudades), económicos y sociales (pobreza urbana, precariedad, guetorización, criminalización de la marginalidad), educativos y culturales (alienación, individualismo, consumismo, racismo, etc.), que el discurso neoliberal genera en las ciudades occidentales.