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El tercer número de la revista Kommunist, publicado con casi dos semanas de retraso, se centra en las consecuencias del golpe de mano alemán en Ucrania, donde se acababa de instalar una dictadura anti-soviética con ayuda del ejército germano, hambriento de víveres y materias primas. Los países «aliados», por su parte, tampoco permanecían inactivos y se afanaban en sus preparativos de la guerra civil en Rusia. El respiro que buscaba Lenin con la firma del Tratado de Brest-Litovsk finalmente nunca llegó. Los comunistas de izquierda defienden en este número una posición ofensiva ante esta nueva realidad, frente a la contemporización del centro dirigente del P.C.R., que no quería provocar la ira de las Potencias Centrales. En Ucrania la izquierda gozaba de amplio apoyo entre los bolcheviques, que intentó hacer valer fundando allí un partido separado y promoviendo la insurrección obrera y el sabotaje al régimen dictatorial. Como se puede apreciar al leer alguno de os artículos, los comunistas de izquierda, a pesar de haber sido derrotados en marzo en la cuestión de la paz, aun conservaban influencia en importantes regiones del país.