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«Hoy Entrevías, aún cercada geográficamente por las vías que gestionan el tráfico de trenes hacia el sur y el este, aún con una población de realojo de primera o siguientes generaciones, con el establecimiento de nuevos vecinos procedentes de otros países que encuentran todavía posibilidades de instalación en este tipo de barrios, a una parada de tren de Atocha, el propio centro de la ciudad, es un barrio como otro cualquiera, al que los intereses económicos y mediáticos quieren transformar. Pero la historia pesa y hay todavía en el barrio muchos vecinos que la han producido con sus vidas y por eso, el barrio mantiene todavía una identidad específica.
La identidad resultante siempre del orgullo que conlleva el esfuerzo de muchos para la mejora de sus vidas y de su entorno. Ese orgullo que reivindica su origen y abandera los tiempos difíciles sabedores de que los han dejado atrás.
¡Soy de Entrevías! ¡Soy de Vallecas! Es un grito que expresa que, a pesar de todo, se ha sobrevivido; que, a pesar de todo y contra todos, la supervivencia ha dependido de uno mismo. Es la satisfacción de los que logran propósitos imaginados, que hacen realidad sus sueños pasados y sin más ayuda que su propio trabajo y su particular esfuerzo.»