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La cinta adhesiva tiende a enredarse de forma pegajosa, la leche puede derramarse y las tostadas a veces se queman. Al chicle le gusta colarse en el estómago, la tinta del rotulador a menudo traspasa el papel y mancha la mesa, las pajitas naufragan en el vaso de zumo, el helado es algo que se derrite y a los calcetines les gusta explorar la parte trasera de la lavadora. Pasa que te invitan a un cumpleaños y te olvidas del regalo, el papel higiénico se termina cuando más lo necesitas, el peluquero se excede con el corte de pelo, se pone a llover y no tienes paraguas… Todos vivimos tragedias similares. Esta guía, la primera de dos volúmenes que han vendido más de medio millón de ejemplares en Japón y apenas ahora empiezan a traducirse en Occidente, las compendia según nivel de peligro y frecuencia, y ofrece estrategias para superarlas con éxito y una carcajada. Puede memorizarse, y los lectores más aprensivos pueden tenerla siempre a mano. En cualquier caso, ya podemos despreocuparnos de las pequeñas miserias cotidianas.