Para envío
La palabra estancias alude a modos de estar, habitar, residir; mientras la idea de en común expresa una redundancia escandalosa: no se puede concebir la vida sin ese en común.
Este libro interroga la posibilidad de estar con: sin mandos, dominios, posesiones.
Sospecha alianzas, que naturalizan sentimientos, entre capital, lengua, propiedad y entre fábulas de sujeto, ser, identidad.
A lo largo de estas páginas, se explicitan pasajes: de lo grupal a lo común, de la producción de subjetividad a la producción de sujeciones; de la ficción sujeto a la idea de sensibilidades que hablan habladas; de las figuras de individuo, grupo, comunidad a la de soledades pobladas que ejercitan proximidades y distancias.
El enunciado estar en común sin comunidad proviene de clínicas que se preguntan cómo alojar demasías fuera de los manicomios.
Demasías ponen a la vista tanto la necesidad de agarraderas, como la intemperie de las soledades.
Estancias en común encierra una confidencia: no se sabe cómo estar en la vida. Y, también, desliza una convicción (más cerca del deseo que de la certeza): los porvenires de las formas de lo común no están todos destinados por las sujeciones que imperan en las tristezas del presente.