Las memorias ficticias de Zinovieva-Annibal destilan la brutal belleza de la vida rural en la Rusia pre-revolucionaria, una infancia rica en imágenes, sensaciones, y con espacio para la crueldad y el dolor, la belleza y el descubrimiento de la vida sensorial y sensual. Con una prosa cargada de empatía por el mundo que describe, pero encontrando sus resquicios más oscurecidos mediante una inaudita capacidad de concreción minimalista, Zinovieva-Annibal recuerda en su voluntad expresionista y su interés en la mujer a la pro- sa de la inglesa Virginia Woolf. Las zonas más oscuras de la infancia son reveladas junto a una investigación de las dificultades encontradas durante sus años formativos por la mujer rusa del fin-de-siècle. Una importantísima voz femenina por descubrir, crucial en el abandono del romanticismo ruso en pos de una exploración literaria más sensorial del mundo que la rodeaba, y que conduciría hacia el simbolismo de la conocida como edad de plata de las letras rusas.
AUTOR/A
ZINÓVIEVA-ANNIBAL, LIDIA
Por su obra, breve pero vital, que ha servido como punto de referencia para la literatura femenina rusa de todo el siglo veinte, Lidia Zinovieva-Annibal (1866-1907) es una de las escritoras rusas más importantes. Nacida en una familia de clase alta, contrajo matrimonio con su tutor, Konstantín Shvarsalon, a principios de los años 80, quien la introdujo a la literatura y las idea revolucionarias. En 1890 abandonó a su marido y emigró a Italia con sus tres hijos. En 1893 conoció a Viacheslav Ivánov, el poeta y crítico simbolista, con quien se casó en 1899. En San Petersburgo, entre 1900 y 1907, Lidia fue el anfitriona del salón literatio más famoso de la cuidad, «La Torre». Murió en 1907 de escarlatina tras trabajar como enfermera para los campesinos.