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Pensar que el racismo es un problema exclusivo de unas cuantas personas que son intolerantes a la diversidad étnica y cultural es un error; pues eso tan sólo es parte de una historia mucho más amplia y compleja. Una donde el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado son producto de una misma lógica, la cual se ha encargado de dividir el mundo entre centros y periferias, generando la sensación de que en este planeta hay vidas que valen más que otras.
Mucho más peligroso es suponer que las personas que caminan por la izquierda y que habitan los espacios activistas están exentas de reproducir este pensamiento excluyente y opresor.
Es por eso que este libro nos invita a revisar muchas prácticas y discursos generados en el interior de los movimientos sociales, para cuestionar de forma radical los cimientos de este sistema.