Para envío
Cuántas veces decimos que la justicia no es algo a lo que aspiramos como un premio, ni una meta a la que hemos de llegar, sino un camino que se recorre: unas veces muy lentamente, por los obstáculos que hay que vencer; otras, más lentamente aún, porque el tiempo se lleva a algún caminante y cuesta mucho retomar el camino, ya de por sí doloroso pues está sembrado de ausencias y no se aguantan ya más ausencias. Siempre hemos de pensar en la justicia como un camino, pues los caminos tienen márgenes, y desde los márgenes se puede mirar al camino y ver si lleva el rumbo de quienes buscan justicia o estos llevan el rumbo equivocado. Y es que no todo camino
es el camino que hay que recorrer. Desde los márgenes se piensa el camino.
El camino debe ser pensado para dar con el rumbo justo. Bienvenidos los que piensan el camino, pero más bienvenidos aún quienes lo emprenden y siguen.
Durante el tiempo en que he escrito los textos que figuran en este libro me he dedicado a redactar querellas para la Causa argentina por los crímenes
del franquismo y a conversar con los querellantes; estos, al narrarme su propia vivencia de la injusticia, me han transmitido algunas ideas que aparecen
reflejadas en los textos aquí reunidos. Por ejemplo, su idea de la verdad y el deseo de conocerla; la larga convivencia con el dolor que el tiempo no calma
y el obligado silencio acrecienta; el temor a que la memoria, lo único que les queda de las injusticias sufridas, se diluya y se pierda; o lo que para ellos significa luchar contra la impunidad. Pero sobre todo me han demostrado qué es tener conciencia del derecho, y sentirse ciudadanos del mundo.