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Moralista capaz de ver la realidad con los mismos ojos y la misma riqueza de imaginación que los grandes novelistas de antaño, este libro recoge reflexiones y sátiras de Piergiorgio Bellocchio, exégesis de lugares comunes conservadores y progresistas sobre la vida política y social de Italia desde los años ochenta, en plena derrota de la izquierda y el auge del consumismo televisado que acabaría llevando a Berlusconi.
Al margen de la industria cultural y la agenda de los media, individualista y retirado de la vida pública, el estilo de Bellocchio no encaja en ninguna categoría bien definida (¿Literatura? ¿Autobiografía? ¿Ensayo? ¿Crítica literaria, cinematográfica, cultural, social?), lo que tal vez decepcione a los creadores de opinión y a los aprendices de productos prefabricados y de provocaciones escandalosas.
«Limitar el deshonor. Un objetivo que hace veinte años habría considerado repugnante y absurdo, porque el honor y el deshonor no son cosas que puedan medirse. Y, en efecto, se trata de un objetivo miserable, una mezquindad moral, una ocurrencia digna de un lacayo de comedia. Pero cuando era joven no podía concebir una derrota de estas proporciones. Por aquel entonces, lo peor que podía imaginar era la derrota política a manos de la contrarrevolución, que se manifestaba en la represión que, por despiadada que fuera (o precisamente por ello), garantizaba a los vencidos el honor del exilio, la cárcel o, mejor aún, la gloria del patíbulo. El destino ha sido ridículo [?] Nuestros tiempos son menos dramáticos, menos directamente trágicos, aunque más desesperantes. Terror y miseria ahora pueden llamarse consenso y bienestar».